miércoles, 18 de febrero de 2009

Volvamos a las palabras

Mientras venía en mi bici
perdí un saco de palabras.
No me di cuenta ,
hasta que tuve que subir la bici hasta mi piso. Me faltaba peso.
Corrí y di media vuelta por donde había venido.
Pero no encontré nada.
Las ruedas tropezaban con los adoquines. Mis ojos en el suelo y:
Nada.
Era un saco pesado y seguro que, el que lo cogió, no tenía ni idea de lo que se llevaba.
Estaba lleno.
De palabras dulces. De las que te hacen cosquillas en los oídos si entran de canto y no puedes aguantar. También tenía palabras de la calle de abajo, las que se regalan al que te cruzas en la esquina, están saladas con risas y con una mirada, muy fina, con el rabillo del ojo.
Creo, que alguna que otra palabra esdrújula, también debía haber.
De las complicadas, pero que de llenas dan calor. Hablan de sueños, historias con misterio y fábulas que se calientan bajo una manta y unos pies atados a otros, con calcetines gordos.
En fin, volveré a coleccionar palabras.
Creo que veo dos,
bajo mi ventana.

jueves, 5 de febrero de 2009

Hagámonos algunas preguntas económicas

Es cierto que me atraen los hombre con barba. Aunque a éste lo traigo, no porque lo haya visto mono (es muy mayor) sino porque he pensado en él últimamente.
Todas las mañanas escucho la radio. No hay día que no hablen de una nueva empresa con regulación de empleo, de la falta de trabajo general, de la tediosa crisis, de cómo el gobierno hace cuentas sesudas y no le salen, de cómo este gobierno apoya a la banca, para que no caiga y de cómo esta banca ahora no da créditos.Ni siquiera a las empresas con poco riesgo. Así estas empresas no tiene liquidez y tienen que hacer una regulación de empleo. Y mientras mi sueldo cada día da para menos, y divago con qué carajo nos está pasando a la mayoría y no hacemos nada:
los cayucos no paran de llegar. Llegan muertos en contenedores; familias enteras, con el crudo invierno que está haciendo, se quedan sin gas con el que calentarse -por una decisión de altas esferas- y cientos de chinos vuelven a cultivar arroz porque también a ellos les ha llegado la crisis y no tienen fábricas donde trabajar.
Hace más de un siglo la palabra revolución parecía una puerta. Pero hoy puede que aún no estemos pasando demasiado hambre o a lo mejor, es que a los muertos de hambre los meten en contenedores, con los que vienen de áfrica y no los vemos.
Quizás tengamos que leer un poco más y hacernos algunas preguntas económicas sin que nos den las respuestas lhechas , los que en verdad gobiernan casi toda nuestra vida. Puede que aún, puede, que podamos abrir alguna puerta.
Karl Marx se hizo varias preguntas y dió algunas soluciones.