Los jeómetras tenían una gran capacidad para la búsqueda,
eran intrépidos, no se cansaban y ansiaban llegar a espacios diferentes, realidades nuevas
donde desarrollar su vida y fantasías.
Pero sus medidas no eran las adecuadas, perdidos en los
convencionalismos de las leyes de la geometría clásica eran incapaces de ascender
a lugares nuevos, encontrar las escaleras que subían hasta el cielo, acercarse a aquellos lugares con los que soñaban por la noche, sin miedo a sus
misterios.
Creo que hoy, al igual que los jeómetras de Jules no necesitamos
escaleras más largas, ni cohetes con más impulso, ni mediciones más exactas,
necesitamos miradas nuevas, fuera de lo que hasta ahora hemos utilizado y amar y
confiar en nuestra capacidad de superación y mejora.
Y por encima de todo, no olvidar que siempre ha habido hombres
y mujeres que pensaron que se podía hacer e ir a mejor, que parte de lo que hoy tenemos nosotros es gracias a sus sueños, a lo que ellos persiguieron con tesón, fuerza, y así lo consiguieron.