La sangre se despegó lentamente de las paredes de sus venas.
Un suave fluir comenzó a acariciar su interior con notas fáciles, ligeras, llenas de vida.
Miró hacia el cielo y pudo ver todo el universo que la protegía, a pesar de que lucía un maravilloso sol.
Dio un pequeño salto.
Y comenzó a caminar.