" La música no tiene dueño, pues los que van a ella no la poseen
nunca. Han sido por ella primero poseídos, después iniciados. Yo no sabía que
una persona pudiera ser así, al modo de la música, que posee porque penetra
mientras se desprende de su fuente, también en una herida. Se abre la música
sólo en algunos lugares inesperadamente, cuando errante el alma sola, se siente
desfallecer sin dueño.
En esta soledad nadie aparece, nadie aparecía cuando me
asenté en mi soledad última; el amado sin nombre siquiera. Alguien me había
enamorado allá en la noche, en una noche sola, en una única noche hasta el
alba. Nunca más apareció. Ya nadie más pudo encontrarme."
María
Zambrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario