El color del mineral brillaba esta mañana. Había pequeñas flores rosas que tímidamente se sostenían sobre la tierra quebrada. Los rojos vibrantes, ocres caídos, amarillo tierra lo inundaban todo. El día, hoy, lucía brillante gracias a un sol recién lavado tras las lluvia constante del día de ayer. El color del mineral, de todos sus matices, era su regalo.
Antonio Alcaide, pintor de la intensidad, fuerza y policromía de la mina de Rio Tinto, mi tio, murió ayer. Hoy, descansa rodeado de todos los colores que amaba y con los que saturaba su paleta. Era tozudo y constante en su amor a la pintura. Gracias a ello imaginó múltiples lugares y escenas vividas por los mineros muy duras. Las pintó llenas del color que rodea al que vive en mi pueblo, con sabor a azufre, fuego deterrido y cobre en el cielo. Con él aprendí que la pasión por el arte y por crear puede encontrarse en cualquier sitio. Él, en un pueblo minero, casi incomunicado creó un espacio para su pasión, rodeado de música clásica, restos aqueológicos y multitud de cuadros que hablaban de la mina, del año de los tiros, de los hornos de mineral.
Seguirá con nosotros siempre en sus cuadros, en sus colores, en la tierra y el mineral.
2 comentarios:
me ha dado pena no poder ir. danka.
Un beso enorme a toda la tribu...
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