sábado, 29 de diciembre de 2007

El cumple del Jose


trrrreintayocho añitos y así de guapo, ¡si es que tiene alo y todo!

sábado, 22 de diciembre de 2007

Esto es tolerancia


Para que veáis, forofos del Betis y el Sevilla, juntos en un mismo salón y casi de la mano. La de la foto es Concha que ahora ha vuelto a su Sevilla natal y la pared la del salón de su casa, todo un ejemplo de tolerancia.

Una foto fiesta


Esta es la foto que mi amigo Emilio ha colgado en su blog. Estábamos en la fiesta de la pestaña. El bolso fue un regalo de mi hermana Rocío. Es muy práctico y nunca me quedo sin leche, aunque suba de precio.

Me ha tocado la lotería


Como os lo digo, todos los años digo que me va a tocar pero este año ha sido el bueno. No mucho pero sí para otra marchita.

A mis amigos que deje abandonados en el after. ¡Arriba ya!

¿Vais a ver a las trisexual?

Yo estoy muedddtita, ayer baileé, me reí, lloré un de todo y con la experiencia hoy de la lotería, no sé si voy a tener fuerzas.

martes, 18 de diciembre de 2007

cerveza y rayos uva

Este fin de semana hemos estado en Madrid. Desde allí hemos hecho una conferencia vía móvil con los interlocutores del pueblo.
Tema: el manhatan había colocado unas luces muy modernas, de las que te ponen moreno, con los dientes muy blancos, mientras bailas al compás, pero OJO¡ eran de rayos uva? NOOOO por error el electricista había colocado en este bar insigne luces de invernadero que, al parecer, tienen la capacidad de matar insectos. Los clientes tomaban su cervecita, el cubata y a la tercera risa comienzan a picarle los ojos. Más de 30 casi borrachos con los ojos ardiendo en el hospital.
Desde Madrid vivimos el suceso con nerviosismo, erchicqui y el chiquinino en el ajo.
La modernidad llega al pueblo a cañonazos y el eco llega hasta la capital. Ahí estamos nosotros, para seguir escuchando, a kilómetros y kilómetros de distancia.

El nacimiento sin bragas




Hasta la mismísima puerta del Manhattan, bar universal de mi pueblo, Nerva, Huelva. Rodando y sin bragas. Así llegó la kilométrica hasta nuestros pies, mientras bebíamos un cubata de martini rojo con ginebra para que emborrachara más.
Llegaba desde la calle de enfrente, rodando por el suelo, dándose un beso y un gran revolcón con el más borracho del pueblo.

Botas de montañas, una falda de flores con volante y unos andares de pato mareado la caracterizaban. Decían que no sabía andar de tanto subir las cuestas del Berrocal, pueblo vecino.

La kilométrica ha vuelto con faldas, botas y os aseguro que os dará, mucho, muchisísimo, que hablar.

Comencemos: