lunes, 29 de julio de 2013

CANCIÓN NATURAL

Me despertaron despacio los pájaros con sus canciones en diferentes tonalidades. Después, comenzó a llover.
Yo estaba medio dormida en el dormitorio alto de  la casa de madera, sumergida en el valle más escondido junto al pequeño riachuelo.
El agua comenzó a caer primero despacio, suavemente, tranquilizándolo todo para, al instante, volcarse con mucha más fuerza y cuerpo sobre el techo de madera y el suelo blando del campo, que rodeaba la casa.
Los pájaros seguían cantando, entonces comenzaron a sonar pequeños cencerros de un rebaño de cabras que se acercaba. Algunos agudos, otros graves.
El sonido venía hacia mis oídos desde las pequeñas  campanitas de metal, suspendidas de los frágiles cuellos.
Cuando rodearon la casa, todo sonó al unísono: la lluvia, los pájaros, las campanas.
La melodía del rebaño fue cayendo, diluyéndose despacio hasta desaparecer.
 La lluvia se calmó,
me tapé mejor con la sábana blanca,

y  la canción natural, llegó a su fin.

lunes, 22 de julio de 2013

La hora sin té