El miedo a los fantasmas nace en la barriga, sube hasta tu
pecho y obnubila tu razón.
No tienen nombre, ni esencia, ni casa, ni vida.
Si los miras a los ojos
será tu perdición.
Con romero y salvia
he perfumado mi casa,
para salgan corriendo
de miedo a la luz.
Así
respiraré sin temor.
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