miércoles, 18 de junio de 2008

He pasado miedo. ¿Y tú?


El silencio inundó esta casa durante muchos días. Pasaban las semanas. No había ni rastro de la palabra, porque el miedo era una mordaza potente que eliminaba los pensamientos, las ideas, paralizaba sus dedos.
Entre las esquinas del submundo fue creciendo una hierba espesa. Tenía un olor penetrante, casi salvaje. Los fines de semana florecía para dejar caer un polen denso. El aire se hizo irrespirable. La vida no existía más allá de ese momento en el que nacía la flor.
Pero todo acaba para regenerarse, afortunadamente.
Con el tremendo calor que trajo la llegada del verano la hierba murió fulminada. Sus flores secas ya no emitían el polen tóxico. Kilométrica levantó la cabeza y escupió de golpe una sucia flor que le obstruía la garganta. Al instante sintió sus dedos y el teclado de su ordenador comenzó a sonar, tic, tac, tic, tac.
Ninguna mala yerba podrá destruir a una kilométrica. Menos a una sin bragas. Adiós al miedo.
**Kilométrica nació un martes 13

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