jueves, 18 de septiembre de 2008

Hoy hace un día gris


de esos en los que el sofá podría ser la madre en la que quieres quedar atrapado. No quieres mover ni un pié mejor, preferirías no tener pies. El hecho de tenerlos te obliga mentalmente a tener que darles cierta utilidad.
Creo que el otoño, hoy, ha llamado a mi puerta. Tendré que preparar la escoba para recoger toda la hojarasca, sacar mi rebeca vieja y, al fin, hundirme en las hojas de ese libro que ni tú ni yo hemos abierto en todo el verano.
El gris es un color ambiguo. Puede entristecerte o abrir ante ti todo un mundo de posibilidades. En él están contenidos los polos opuestos, el negro y el blanco, el motor del mundo, mezclados de forma única en una tonalidad, que es la de este día gris, el que hace que esté ahora mismo con este discurso tan aburrido. Así que por unanimidad cambio el blog otra vez a rosa. Como las alas de una mariposa, inexistente y deseada, a ver qué pasa.

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