jueves, 15 de enero de 2009

Y parece que la cosa va de que hay que seguir tirando muros


Este año ha pensado para mí que tengo que escribir.
De momento he tenido una duda. El tema. Pero al instante ha llegado a mi boca. La ha llenado: un recuerdo musical.
Creo que era 1984 o antes o, un poco después. Vi la película El Muro de Pink Floyd, como si asistiéramos a una misa. Entre vista y vista, porque la vi varias veces, escuchábamos a los Smith y a los Clash. No me quedaba cuello ni muñecas para colocarme ningún collar más, ni ninguna pulsera más.
Una tarde fuimos a casa del Monga, no sé si te acordarás, T. Entramos en la habitación de su hermano mayor. Y…¡JODER! Aquello era el paraíso del comic hecho realidad. Las paredes estaban atestadas de comics listos para ser devorados. Monga tenía una máquina de liar pitillos. Pasamos una tarde entera aprendiendo a liar con la maquinita, leyendo cómics y no sé si nos bebimos alguna cerveza, seguro que sí. Fue una de las tardes más bonitas de las que recuerdo, en pleno centro de Huelva en un noveno piso y todo, todo, lleno de luz.

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