De pequeña adoraba los cuentos, de ahí mi pavez y me credulidad constante, a pesar de que han pasado ya unos años. Uno de los personajes que me marcó fue Ebenezer Scrooge, el protagonista de la novela Cuento de Navidad de Charles Dickens (1843). Éste es un hombre de corazón duro, egoísta y al que le disgusta la Navidad, los niños o cualquier cosa que parezca provocar felicidad. Se ha sugerido que las opiniones de Scrooge sobre los pobres están basadas en las del demógrafo y economista político Thomas Malthus.
Yo, por mi parte, me prometí tener cuidado con la frialdad de corazón, dejarme llevar por las cosas que me emocionan y ser capaz de ver en los demás cosas buenas.
Ser un cascarrabias solo nos endurece el corazón, ese que siente y padece todos los días y que será el que nos haga más humanos o nos convierta en un odioso señor Scrooge, solo rico en cosas superficiales, de corazón helado y que no para de repetir PAPARUCHAS¡¡ porque no es capaz de valorar todo lo valioso que tiene a su alrededor. Miremos al que tenemos al lado, por probar, quizás la vida nos sorprenda.
1 comentario:
por favor, cambia el color de fondo que a mi me da epilepsia!!!!! danka.
Publicar un comentario