Dejo volar las palabras por mi interior.
Hoy, lo han hecho a lo loco.
Destrozaron los límites de mi casa
con grandes saltos.
Después volaron montadas en la sinfonía de esa bonita canción,
La, la, la….
Mi cabeza era una tormenta imperfecta.
De mis odios salió un humo dorado
que taponó mi boca y agotó mis pulmones.
Quedé quieta,
absorta.
Las palabras corrían cada vez más transparentes dentro de mi cabeza
Y desapareció tu nombre.
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