Quizás algún día comamos pipas tranquilamente sentados en el bordillo de la acera.
Miraremos, ahora el cielo, ahora el infinito, esperando que falte media hora para irnos juntos al cine.
Haremos tiempo, plácidamente, mientras el sol del final de tarde nos acaricia la cara con rayos tibios de luz tranquila.
Yo me miraré los cordones de los zapatos y tú sacarás tu cuaderno, para acabar un dibujo ya comenzado y anotar un sueño que acaba de nacer en tu cabeza.
El tiempo fluirá tranquilo, no nos dolerá la barriga, ni tampoco el alma.
La PACIENCIA ya no será una piedra en mi zapato y tú no tendrás que tocarte la barriga para recordar ese tatuaje que te recuerda, cada instante, que seas paciente.
Sencillamente: fluiremos como el agua, sin límites y sin dolor.
¿Cuándo? P—A—C—I—E—N—C—I---A
No hay comentarios:
Publicar un comentario