martes, 30 de noviembre de 2010

No he leído a Tolstoi

Pero sí que he pensado en lo realmente bueno.
En aquello que me hacer agriar la sangre, como si te pincharan en el interior de las venas.

He pensado en aquello a lo que soy alérgica del alma y en eso que nunca puede esperar porque siempre está en mí. La norma, la ley básica, la manta que todo lo cubre. Y siempre esperando que las cosas sean realmente buenas. Allí dónde esto se encuentren.

Veo a personas que pueden ignorar esto de lo que hablo. Creo que su experiencia vital les hace ser así. Sencillamente tienen otras prioridades.
Pienso que no es justo el enriquecimiento de unos pocos, o sencillamente la existencia de una gran diferencia social, cuando existe mucha gente que cada día que pasa tiene menos.

Pienso que deberíamos contar con un sistema que no permitiese la acumulación de la riqueza en pocas manos, que buscase la justicia entendida como equilibrio y búsqueda del beneficio del grupo. Claro que hay preservar la libertad individual, pero buscando el equilibrio.

No he leído a Tostoi, aunque he leído algunos artículos sobre su búsqueda del honor y la moral cuando ésta faltaba. ¿Nos falta ahora?

No lo creo, hablo con mis amigos y pensamos sobre ello.

Esta es la libertad. La posibilidad de elegir, incluso ¿lo que te pondrá la sangre de gallina?

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