¡Ten cuidado! El diablo viene pisándote los talones.
Das media vuelta, pero allí no hay nada.
La esquina está vacía, detrás de ella todo un mundo de posibilidades…Y... esa sombra, que parece rozar el bordillo de la acera...
¿Quién puede ser?
El temor se agarra con un cuerda de mil espinas a tus tobillos y…
aunque el dolor te parece suave: retrocedes.
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