Soy prisionera de las incógnitas,
del placer de tu osadía,
la que derramas ante mis ojos por el simple gusto de verificar su magnífico efecto.
Cómo puedes cambiar el rumbo de las mareas de mi alma…
con una sencilla mirada, no sé si fingida,
siempre de apariencia frágil, perdida ,
entre un infinito universo de posibilidades
con miles de caminos que,
casualmente,
todos: atraviesan mi corazón.
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