La gran máquina, bien engrasada, produce partos cada segundo.
Nunca baja su ritmo.
A veces, produce con desconcierto, de forma apresurada, películas en tres des para sordos. Intentas agarrarlas con tus manos pero se deshacen al tocarlas.
Cierras los ojos, la producción continua llena de aguas, de saltos al vacío, de vuelos altos sobre los techos de las casas de tu ciudad.
Mientras la gran máquina produce, las hormigas de tu barriga se han despertado dos veces en el día de hoy, pero no has tenido tiempo de darles de comer. Has sentido su bocado en las paredes de tu estómago, mientras seguías mirando películas como si fuesen panes que colmaran tu hambre y tu sed.
Pero están hechas de fotos inexistentes, de lenguaje residual, tan solo son pensamientos saturados de aire.
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