domingo, 14 de febrero de 2010

EN EL DÍA DEL DESAMOR:No huelo el olvido

No sé a qué huele el olvido.
Guardo sin embargo aún el olor del último caramelo que se derritió en mi boca,
Y el de tu aliento resbalándose por mi garganta para convertirse en miel en mi estómago.
Guardo el olor de tu sudor después de derretirnos en la cama a las tres de la tarde, el aire era espeso, todo húmedo, cálido, perfectamente reconocible.

No sé a qué huele la nada.

Aún tengo el olor de tu aliento, aquel que impregnó mis células de absenta venenosa, esa que lo emborracha todo y que paradójicamente jamás olvido.

3 comentarios:

Desconchado dijo...

EL MECANISMO DEL OLVIDO

¿Cuál es el mecanismo del olvido?, ¿cómo funciona este mecanismo?, ¿qué resortes de nuestra memoria y del subconsciente tienen que activarse para que se produzca?, ¿posee la ciencia los conocimientos para provocarlo?, ¿conocen los secretos del olvido los psicólogos? Quisiera poder comprar en la farmacia píldoras para acelerar el proceso, o como dicen Los Planetas en una de sus canciones, “estoy seguro, tiene que haber algo, que me ayude a soportarlo. En las farmacias del espacio, en un laboratorio mágico…”. El hombre y su relación con el dolor y el rencor habrá avanzado enormemente para bien si descubriera la combinación química para dejar atrás o lanzar al olvido recuerdos dolorosos en su existencia. El dolor físico ya se mitiga en parte con química, pero, ¿y el dolor del alma?, ¿para cuándo tratamientos efectivos?, ¿existen ya? Quisiera probarlos, quisiera dar fe de que funcionan. Mientras tanto seguiré caminando y cuando me asalten los recuerdos dolorosos echaré a correr para darles esquinazo, o sumergiré mi cabeza en líquido-elemento helado para congelarlos.
Noviembre 2009.

Daniel dijo...

Hola Kilométrica, veo algunos posts atrasados: vídeos del color del cristal de las gafas de sol con que se miran, Txus y su poema rabioso (bien escrito y mejor leído) y un corazón que late entre interrogaciones como el dia soleado que nos regala el planeta, durará lo que él quiera. No huele a nada el olvido, alégrate de tener algo a lo que aferrarte: dicen que el olfato es el sentido que más se nos graba y puede que sea así. Pero cuando está olvidado, está olvidado. Otra cosa es que de pronto abras una puerta y sientas la casa de tu abuela, tires de un cajón y aparezcan tus juguetes, metas la nariz en un cuello y abraces un amor lejano. Pero si eres capaz, así por las buenas, de oler el olvido, también podrás guardar los olores de los sueños, aunque nunca hayan existido.

Kilometrica dijo...

Desconchado no encuentro ni la farmacia, ni el laboratorio mágico, ni una calle larga para correr, ni ningún líquieo donde congelarme. Tampoco sé dónde se encuentra en mí aquello que me gustaría olvidar, si es una idea, un sentimiento si lo tengo en el alma, en la cabeza o en las tripas. Creo que sencillamente está en todas partes y da igual donde ponga mis pies, porque forma parte de la suela de mis zapatos... Quizás tú tengas más suerte.
Y Dani gracias por tu lectura. Mi capacidad para oler es buena y mala, según para qué. No huelo el olvido porque no existe, me fijaré en mis sueños, puede k escape mejor