martes, 18 de mayo de 2010

Los espíritus de tu mente que juegan

Por un calcetín, me pierdo.

Y en un segundo:¡me muero!
Y deseo todas tus palabras,
en mi oído, como el aire.

Y tu piel suavecita,
tus manos en vuelos.

¡Ay! De tu húmeda voz callada,
volando sobre mi lengua y mis hombros,
mi vientre.

El amor que nos ha recogido y a todos nos llena.
Es un gran ser que nos une,
todos conocemos sus faenas.

Y mi niña, que devoro,

Mi suave piel, a ti debida,
tu boca, tu cuerpo,
los espíritus de tu mente.

Deshacerte como un todo.

La locura, los sentidos y el calor que nos recorre.
¡Ay! Mi amor: ¡que me matas!

Y lloro por dos palabras,
al segundo las olvido.
Me desvivo en tus nobles olas: las más hermosas