La noche cayó sobre nosotros dulzona.
Aquella mejinaca que atropellaba palabras, dejando caer su pelo azabache de soslayo sobre nuestra mesa.
El telescopio no tenía pilas y tuvimos que esperar a que Sara trajese la batería grande, para que aquello comenzase a funcionar, al ritmo extraño de nuestros corazones.
Los planetas arriba, no parecían moverse: nuestra vida colgada de dos hilos.La luz caía hasta el suelo desde tus brazos desnudos,
las palabras silenciadas también…y el abismo.
2 comentarios:
Te encontré! Ayer al final estaba reventá perohoy no me he resistido a leerte. Es precioso este pequeño relato, el telescopio sin pilas me parece brutal. No sé dónde darle para seguirte asíq ue te pongo en marcadores para bichear de vez en cuando. Encantada de conoceros!! :)
Besos ladyfiesteros
Encantada¡¡¡de verte digitalizada. Muy interesante tu conferencia hipertextualizada. Yo también pienso leerte, tienes bastantes cosas... a ver con qué tropiezo.K
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