La luz convierte tu piel en un gran mar de superficie brillante, resplandeciente.
La suave curva de tu cuello, la cadencia de su unión a tus rizos,
curvas,
curvas,
curvas,
por las que dejo caer mi mirada suavemente.
Veo tus ojos cerrados, abandonados en la música de ópera que llena esta habitación. Mantenemos las ventanas cerradas. El aire es denso, caído al atardecer, impregnado de nuestro olor, de nuestro sudor.
Paso mi mano muy despacio por tu piel y te quedas pegado a la punta de mis dedos, marchándote como este instante repleto de belleza, despacio e instantáneo, saturando mis sentidos de todo lo por sentir.
1 comentario:
mE encanta este disco.
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