Yo, ya no soy yo.
El hilo dental que me une a ella también quedó deshilachado, sin tiempo. Desvencijado, como los cráteres de su alma.
Pero …esta mañana, al romper el huevo que me regalaste la clara manchó mis manos y un rayo de sol impregnado, pareció de luna.
Con su brillo, de golpe, mi casa quedó iluminada, de luces cósmicas de luna acabada de nacer.
Las promesas cobraron cuerpo y las sábanas de mi casa, volvieron a oler a moras cogidas en las primeras horas del alba.
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