Dejé un instante de pensarte. Había
sucedido algo en ti cuando volviste.
Venías más nostálgico, más triste,
seco tu sol que iluminó mi día.
Alguien -sé quién- que yo no conocía,
alguien que calza sueños de oro, y viste
almas dolientes, te pensó. Caíste
al pozo donde muere la alegría.
¿Por qué fuiste pensado, malherido,
pensamiento de amor? ¿Cómo han podido
pasarte el corazón de parte a parte?
¿Por qué volviste a mí, sufriendo, a herirme?
¿No recuerdas que tengo que ser firme?
¿Es que no ves que tengo que matarte?
De “Cuanto sé de mí” 1957
3 comentarios:
La muerte deshacerá todos y cada uno de los entuertos, sin excepción. Llegados a ese punto nada merece importancia, ni siquiera los sentimientos más intensos vividos o sufridos
precioso!! pero cielo, no un poco triste para un día tan lluvioso?
Siempre se puede saltar en los charcos
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