domingo, 10 de enero de 2010

Al final de la escalera te seguiré esperando


La vela vacilaba, emitiendo una luz débil y temblorosa que daba al ambiente un aspecto lúgubre y de peligro.


Miró hacia el final de la escalera de caracol que parecía no acabar nunca.

Al final de la escalera algo vivía, dio varios pasos para subir solo un par de escalones. Las piernas le fallaban, no respondían a su impulso de seguir.

Arriba, al final de la escalera detrás de la vieja puerta estaba ella. La loca.

Los golpes parecían volar de una pared a otra, sus gritos eran ensordecedores. Una fiera estaba encerrada desde hacía años en una habitación sin vistas. Ella era la mujer del señor, el mismo que pagaba a la institutriz, portadora de la vela, y que pretendía beneficiársela.

Sonó un ruido brusco y de golpe, la puerta se abrió…….



Ésta es una de las muchas historias que a lo largo de los siglos se han inventado, ideado y contado acrecentando el típico tópico de la mujer loca y que, como muchos otros calificativos y connotaciones, hemos tenido que llevar a cuestas. Bruja, malvada, desquiciada, mala de los nervios, inestable, inválida, loca…

Las feministas dentro de cincuenta años se flagelarán, porque seguimos arrastrando tópicos, conductas insoportables y sufriendo menosprecio por parte de una gran parte de la sociedad.

Así que a seguir, relatando y molestando, ésto es lo que hay.

2 comentarios:

Daniel dijo...

Discrepo: También está lleno de tópicos negativos hacia el hombre y a ninguno se nos ocurre sentirnos discriminados porque "el hombre del saco" o "el tonto del pueblo" o "el coco" no sean mujer.
Tratando medio planeta a las mujeres peor que a animales, creo que se retorcerán de ver que se buscan enemigos donde no los hay.

Kilometrica dijo...

Jó¡ ahora entiendo porqué tenía curiosidad por conocer al hombre del saco.K