viernes, 1 de mayo de 2009

La vida condensada: de Scott Walker a la venganza del cerdo


Quién inventó la leche condensada probablemente tendría mi edad, o al menos se acercaría mucho a mi estado actual. Hay quien te da consejos sobre la vida, sobre cómo te debes tomar las cosas, cómo debes encaminar tus pasos, qué hizo él o ella en tu misma situación, pero nadie te cuenta nunca que la vida se transforme, a medida que pasa el tiempo, en un bote petado de leche condensada. Las experiencias se apelotan en la puerta de mi casa y la cola para entrar llega ya al parking que hay frente a mi acera. Este año, de golpe, la música reapareció, revisé mis vinilos después de años, varias tarrinas de cds repletos con música que desconocía cayeron en mis manos y ahora los escucho como si tal cosa. He conocido al misterioso Scott Walker, una rareza mitad hombre mitad fantasma que mira por donde, también ha llegado hasta la puerta de mi casa para que lo reconozca allí donde voy. Mi alma ha dado cien vueltas sobre sí misma como la acróbata del Cielo sobre Berlín. He pensado en el amor como ella, lo he respirado y yo: sí me he caído. Porque para que la experiencia fuese más shock saltaba sin red. Ahora, llega la venganza del cerdo en forma de gripe. Recuerdo los sermoncitos de Danka con su vegetarianismo convirtiéndose en vidente: aquí está la venganza de los cerdos que defiendes. La OMS con alerta pandémica nivel cinco y los aeropuertos llenos de viajeros sin mascarilla. Abro la puerta: que pase el siguiente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El amigo Scott y su forma de cantar cual dios griego reconforta y acaricia cualquier alma decaída, a mi me sirve de mucho, estoy seguro que a tí tb...

Anónimo dijo...

Pues sí, la música se ha convertido en lo más verdadero y bueno de las cosas que disfruto día a día. Éste me parece un poco triste pero su música es sensible e invita a soñar, algo que no pienso perder, por muy decaída de alma que me encuentre.K